domingo, 15 de mayo de 2016

La vasija agrietada.

"Un cargador de agua de la India tenía dos grandes vasijas que colgaban a los extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros. Una de las vasijas estaba en muy buen estado, y conservaba toda el agua hasta el final del largo camino a pie que recorría el cargador desde el arroyo hasta la casa de su patrón, pero la otra tenía varias grietas por las cuales se escapaba el agua, de modo que, cuando llegaba, sólo tenía la mitad de su carga.
Los amigos del aguador se extrañaban de que no quisiera repararla, pues esa imperfección de la vasija le hacía perder dinero. Sin embargo, el aguador explicaba así su extraña decisión:
-Es posible que no entendáis mi manera de proceder, pero... ¿os habéis fijado en las flores tan bellas que crecen a lo largo del camino, justo donde se derrama el agua que sale de las grietas de la vasija? Sembré semillas a lo largo del camino por donde voy, y la vasija rota las ha regado de modo que he podido recoger las flores más hermosas."

Cada uno de nosotros tiene sus propias grietas. Todos somos vasijas agrietadas, pero debemos saber que siempre existe la posibilidad de aprovechar las grietas para obtener buenos resultados. Uno no deja de reír por hacerse viejo, se hace uno viejo por dejar de reír.

3 comentarios:

  1. interesante historia, para meditar

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  2. "Pero debemos saber que siempre existe la posibilidad de aprovechar las grietas para obtener buenos resultados". Ésta parte fue la que más me gustó, al tener tanta razón. Muy buena historia.

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  3. Muy buena Hostoria, como dice Salomon, todo lo que ocurre debajo de los.cielos tiene su tiempo u su porque, otro sabio decia:""si mo quemas de amor, michos moriran de.frio""i

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