domingo, 27 de marzo de 2016

Culto a la superficialidad.


El culto a la superficialidad consiste en admirar la imagen, la hipocresía y la apariencia mentirosa.
 Probablemente desde el comienzo de la humanidad hemos apreciado e idolatrado lo bonito y tangente para generar admiración, envidia y poder incrementar nuestro ego. Cuando miramos a nuestro alrededor nos podemos dar cuenta de que todo gira en torno a un bien material que figura una alegría y bienestar que no es genuino. Al momento de conocer a una persona en lo primero que nos fijamos es en su físico, obviamente, porque es lo que está a la vista; primero lo juzgamos según su apariencia: es lindo/a, feo/a o normal y si se viste bien o no. Luego tratamos de descifrar si vale la pena mantener contacto con esa persona, basándonos en cinco minutos de conversación constante como máximo, una vez decidido desechamos o agregamos a esa persona a nuestro círculo social. Muchos se jactan de que "aceptan" a las personas por su belleza interior y no por su físico, sin embargo, critican y destruyen a sus espaldas. ¿Qué puedes saber de la belleza interior de una persona si no conoces sus miedos, sus ventajas, sus habilidades, sus defectos, entre muchas cosas más? Apuesto que muy pocos pueden responder a esto sin dudar y divagar.
  Decir que no soportamos la hipocresía de esta sociedad y al mismo tiempo practicarla con nosotros mismos y los demás, hablar mal y criticar a las personas y luego tratarlas como si nada no es más que una manifestación de hipocresía porque no estamos practicando lo que predicamos. Está bien querer vernos bien porque esto también ayuda a que nos sintamos bien, pero no está bien que vivamos en la periferia de la apariencia porque es algo efímero, se va al pasar de los años y no deja que aprendamos realmente a querer y apreciar a las personas. Debemos tratar de ver lo bueno de las personas y a tolerar lo malo porque todos tenemos defectos tanto físicos como internos.


“La solidaridad no es un sentimiento superficial, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común, es decir, el bien de todos y cada uno para que todos seamos realmente responsables de todos.”- Juan Pablo II.


3 comentarios: